Las Brujas de Zugarramurdi: 'Carolina sin Bang'.




Si bien, el trabajo de Alex De La Iglesia me encanta, debo decir que Witching and Bitching (Las brujas de Zugarramurdi) no brilla por ser su mejor filme. Comienzo excelente. Escena de robo a una tienda que compra oro. Personajes caracterizados dignos de una fiesta infantil surrealista: un cristo dorado con todo y madero de tormento, soldado verde maquillado (simulando los clásicos juguetes plásticos) y un niño de 10 años pistola incluida

La huída desquiciada en un taxi parecía dar pauta a un guión entretenido. ¡Equivocación! Lo que sigue, resulta ser una historia inverosímil y aburrida sin pies ni cabeza.  Carolina Bang, bomb-shell,  ardiente belleza, monumento de mujer, diosa, pero le urgen unas clases porque su actuación ¡es horrenda! Perdonada estás, Bang cuando apareces ataviada en ropa interior de látex simulando una felación a una escoba y chorreando la sangre de un sapo sobre tu pecho; menos mal que sin diálogo. Queda muy claro que es la mujer de De la Iglesia y por ello obtuvo un rol primario. 

Lo mejor: los diálogos y personajes del trío dinámico. Jose (Cristo delincuente y padre abnegado, Hugo Silva), Tony (Cómplice pícaro, tonto y mujeriego, Mario Casas) y Manuel (Taxista ñoño creyente de supercherías, Jaime Ordóñez). 

Horroroso: Los personajes Conchi (Carlos Aceres) y Miren (Santiago Segura). Dos actorazos desperdiciados. ¿A quién se le ocurrió que un par de travestis viejos, gordos y sin gracia (Y miren que amo a los travestis) en un aquelarre es buena idea?.

A mi parecer la historia de Zugarramurdi no está bien enfocada y no es lo principal como sugiriera el titulo homónimo. Pensaría que lo de 'brujas' se trata más de una metáfora de degradación a las féminas. 

Después de mi desilusión total por el filme mi tarea será buscar 'Akelarre' de Pedro Olea.





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