El legado Perkins




Anthony Perkins, siempre ha sido un ícono al que he admirado también objeto de mi culto desde adolescente al devorar: Alfred Hitchcock's Psycho. Cuando leí en 2015 que su hijo, Osgood Perkins estrenaría su ópera prima — también fue autor del guión— de la mano de A24, pensé que simplemente para mí era un 'must'.


Si bien no llegó con buena acogida; en su defensa he de decir que a mí me llevó a una travesía intensa, sombría y perturbadora a través de un universo abstracto de trastorno psicológico. Confieso que me volví admiradora de Kiernan Shipka desde su debut en Mad Men a muy corta edad y me daba curiosidad ver cómo interpretaría un rol en su reciente llegada a la adolescencia sobre todo en una película de género y para mi sorpresa el papel fue inquietante y le quedo como anillo al dedo. El soundtrack que especialmente compuso su hermano, Elvis Perkins resulta en combinación con la historia una pieza extraña, abstracta y empírica de horror. El filme presenta una curva de historia no lineal que deja a los espectadores a menudo cuestionándose qué es flashback y cual es el tiempo presente. Hay un ritmo lánguido sin presiones, ruidos fuertes o momentos frenéticos; es constante, pero altamente controlado. Es un enigma esquizofrénico moderno: superficialmente una crónica de posesión demoníaca, pero Intrínseca mucho más. En una palabra: malhumorada, obsesionante donde otras películas negocian con el máximo valor de choque o factores de miedo, The Blackcoat's Daughter es subestimada.


Oz, me dejó con un buen sabor de boca como autor de género y por supuesto que disfrute mucho su segundo trabajo también: I Am the Pretty Thing That Lives in the House, realizada en producción con Netflix; ambas películas se encuentran disponibles en su plataforma.


Definitivamente, el vástago de mi querido, Norman Bates se ha convertido en uno de mis consentidos.

Ilustración: Ben Turner Twitter @bturnerinfo



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